El diario rosarino La Capital, publica este lunes por la noche que: Rosario Central pasó una prueba importante desde varios puntos de vista. Por el antes y el durante de un partido que asomaba, por eso mismo, como uno de los puntos de inflexión que suelen tener las campañas hacia objetivos importantes. Central ganó los tres puntos que debía, que el contexto le exigía para seguir el correlato de los dichos a los hechos de sus protagonistas y no descolgarse el rótulo de candidato que, si bien se mantenía firme, al menos amagaba con desestabilizarse. Y lo hizo despachando claramente a Gimnasia de Jujuy, más allá de que los goles hayan llegado casi en el último cuarto de hora.
Lo dicho. Los desafíos que enfrentaba este equipo de Pizzi eran más de uno. En la previa, Central venía de perder una final por goleada en Córdoba y la cuestión era saber si podía asimilarlo rápido. Y por eso mismo, el entrenador tomó decisiones importantes en la conformación de su equipo (como excluir a los que fallaron en aquel primer gol de Instituto, arquero incluido, más allá que luego debió poner en cancha a Valentini por la lesión de Lequi) y había que ver cómo resultaban. También, entre otra de las determinaciones, apostaba por primera vez a jugar con dos 9, mientras que para el banco debía hacer regresar algunos nombres ante el mal de ausencias por suspensiones (ver aparte). Además, Central cerraba la fecha sin que los tres que lo precedían pudieran ganar. Una presión extra.
Todo eso, antes de que se moviera la pelota. Pero cuando lo hizo, y en virtud de lo que tardó el primer gol en llegar, su equipo debió someterse a una nueva exigencia: no perder la paciencia y esperar su momento.
Y Central superó todas las pruebas, hasta el bonus de ganar sin Lequi de titular. Pero además, lo hizo con autoridad, intentando siempre jugar la pelota por abajo y llegando por afuera. A veces en forma desordenada, intercambiando roles sin generar la sorpresa necesaria, pero con la suficiente ambición y, sobre todo, calma.
Porque de ella debió nutrirse para que no le generen impotencia las magníficas intervenciones del ex leproso Cavallotti, la única muralla contra la que chocó Central ante la liviandad de un rival resignado y mezquino desde el vamos.
El equipo de Pizzi se paró a la hora de atacar, que fue la mayoría del trámite, claramente con tres (Mozzo entre los centrales) y hasta dos en el fondo, sumando a Ferrari y Zarif como carrileros, a Biglieri como un tercer delantero, y con Ricky Gómez parado al lado de Méndez para toquetear y abrir espacios, aunque fue más efectivo en su posición natural de externo, donde envió el centro de la apertura.
Pasaron nueve situaciones claras antes de que la metiera Méndez, y un par más tras el segundo de Biglieri. Cantidad y calidad en varias de ellas. Así, Central no dejó ni un resquicio a la desconfianza y avisó que puede recibir golpes pero no bajarse de la pelea. La cuestión, a 14 fechas del final, será esquivarlos lo más posible de ahora en más y tirar la mayor cantidad para que, como ayer, los triunfos decanten solos.
Una tarde de regresos
Vaya que Pizzi metió mano en el equipo. Tanto, que ayer produjeron cuatro retornos, dos entre los titulares y dos en el banco. El DT usó a Toledo por primera vez entre los once, haciendo debutar a una delantera con dos 9 junto a Castillejos, que fue el que más salió a los costados.
El ex Chaca no arrancaba desde la 36ª fecha de la temporada pasada (5/6/11) ante el mismo rival, en Jujuy. También volvió Manuel García luego de 8 partidos (de sus 10, en 7 mantuvo la valla invicta). Y entró Salinas, que no jugaba desde Independiente Rivadavia (0-2, fue titular), hace 14 encuentros, mientras que Lombardi volvió a ser suplente tras 6 fechas.